miércoles, octubre 24, 2007

Carne para la parrilla

Firmá, firmá aquí... te voy a dar el hogar que necesitas. Aquí tendrás la libertad que quieras dentro de la inmensa casa, con comida y techo gratis. Pero no todo es asistencia social ya que trabajarás para mí todos los días. Así, conocerás hombres de todo tipo, desde quienes te protegen hasta aquellos que deseen tu cuerpo. Esto te conviene porque, a parte de todos los beneficios, soy quién te sacará de encima los pesares que te aquejan, los miedos, para protegerte y cuidarte en tu soledad.
Tendrás compañeras de trabajo. Están las más jóvenes, que son las más solicitadas por los clientes, y las más experimentadas, con una larga vida en sus espaldas, que son las mejor se manejan con los interesados. Estas veteranas son buenas consejeras para la crianza de los más chicos y quizás no se vayan nunca, quedarán hasta su muerte con sus recuerdos.
Habrá, seguramente, clientes que vendrán deseosos a verte. Algunos les gustan las pechugonas, quizás sea la teta que no los deja salir de su eterno edipo y tienen el constante apetito de su leche. Otros les gusta la carne, fantasías de grandes curvas y caricias suaves en el cuero desnudo. Quién sabe. Quizás te quedes para siempre, como las más veteranas. Quizás te enamores o convenza algún cliente, luego de seducirlo, para tomarte el primer micro que nunca más te devuelva. El destino dirá...
Es lo que te ofrezco. Pero, sabés que es la única salida que hay. Porque el destino ya lo tenés marcado a flor de piel.