sábado, diciembre 18, 2010

Sueños

Estaba junto a ella, aunque no se qué hacían allí mismo mis padres, con los que charlaba. Aquel restaurant era como una casona grande. Estaba espléndida y a la vez distante de mí. Por eso buscaba una y otra vez llamar su atención: quería su palabra, su sonrisa, su gesto. Ya había soñado contigo y no sabía como decirlo, más aún cuando no recordaba bien de qué se trataba esa vivencia onírica. Quizás esta era una buena oportunidad para comenzar alguna conversación.
Abrúptamente todo finalizó. Me quedaba con las manos vacías. Comenzaron los saludos y agradecimientos, mientras perdía mi oportunidad ¿Cuándo y dónde podré estar nuevamente con ella? El destino o el azar puso en mi mano esa copa de vino que volcó unas gotas en su saco, sin querer o en forma intensional. Me aferré a su ropa para llevarla y limpiarla, como excusa perfecta para encontrarnos nuevamente cuando devuelva el saco aseado y planchado. Su mirada fue cómplice, aunque condenó el hecho porque no debía ser tan exagerado.
Mientras salíamos, se me clavaron los hermosos ojos de aquella otra mujer que más de una noche no me habían dejado dormir de solo recordarlos. Me atrapó con su mirada y la saludé con un beso entre sus cejas. Al fondo, ella contemplaba de manera indiferente lo que acontecía, junto a mi familia; en mi mano aún conservaba su saco. Mi compañero saludó a la mujer de esos atrapantes ojos con un beso en la boca, lo que causó mi envidia, y comenzó el baile. A pesar de ese ósculo, la atrapé enrte mis brazos con mi vista clavada a la suya. Pero sus ojos estaban dispersos, no me deseaba y así buscó excusas para salir de aquella situación. Encontró una tarjeta de crédito, un mp3 y una jeriga. Estaba feliz pero nada de su alegría me interesaba, y no porque quería encontrar esos objetos antes y quedarmelos para mí sino que se escapaba nuevamente de mis brazos.
Al mismo tiempo, no perdía de vista a la mujer que tenía el saco. Creía que dominaba la situación, mantenindo a la distancia ¿Soy un idiota que la tenía en segundo lugar? Sí. Se hizo muy tarde y salimos del local. En ese momento, un nutrido grupo de personas entró rápidamente, ante las quejas y barrera que intentaron hacer de los empleados del lugar que no querían atenderlos. Comprensible porque ya eran las dos de la mañana y el cierre del negocio sería a altas horas de la madrugada.
Con el saco en la mano, me fui con la esperanza que volvería a ver nuevamente a esa mujer, ante la decepción de aquellos ojos que negaron mi corazón...

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